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Presupuestación de campañas políticas

Antonio Gamboa Chabbán



Un ejercicio indispensable para ejercer recursos públicos de manera responsable es el de la presupuestación, una disciplina que regularmente no se atiende cuando se aborda el tema de las campañas políticas.


La presupuestación de una campaña política, debería ser un ejercicio obligatorio que partidos políticos y candidatos realicen de manera cotidiana para favorecer que el gasto en una campaña con recursos públicos se realice con orden, estructura y metodología.


Cualquiera que haya estado ligado a una campaña política en áreas operativas no financieras, opinará muy probablemente que no hay recurso que alcance para llevar a cabo una estrategia integral que incorpore todos los rubros que se operan en una precampaña y campaña política.

Y cualquier persona que no ha estado ligada al trabajo de los partidos políticos, considerará que es mucho dinero público lo que reciben sin dar resultados, por lo que cualquier monto gastado sin presupuestarlo, podrá considerarse un recurso insuficiente y por consiguiente mal empleado.


Uno de los problemas reiterados en materia de gasto en las campañas políticas, es que a las y los candidatos, les gusta verse en anuncios espectaculares por todo lo alto de las ciudades y carreteras, en las bardas perimetrales de predios urbanos y rurales, les encanta distribuir lo que la ley denomina artículos utilitarios como playeras, gorras, camisas, mochilas, tortilleros, mandiles, en fin, todo aquello que tenga composición de tela, que, en términos de ley, son los artículos permitidos.


Los desplegados de apoyo en diarios y revistas con firmantes famosos en el medio político, económico o social, aún hoy día, son muy atractivos para generar un entorno de poder frente a sus contrincantes.


En años recientes, con las redes sociales existe un fenómeno en el cual, las publicaciones de candidatas y candidatos los convierten en mujeres y hombres que con perfección son sensibles a la realidad, atienden a las personas que menos tienen, les escuchan, se reúnen por igual con grupos empresariales e industriales que con sectores del campo o con marginación. En ocasiones, esa perfección se derrumba cuando ya en el cargo, el manejo de crisis es lamentable, por decir lo menos.


Las publicaciones en redes sociales generalmente se hacen a partir de fotografías realizadas por quienes cubren al candidato en ese rubro, demuestran el poder de la campaña, generalmente hay cientos o miles de asistentes portando playeras, gorras, se ven pancartas de organizaciones importantes, banderines, globos, por supuesto todo el despliegue realizado para demostrarle a quien vea sus redes sociales que se trata de un ejercicio ciudadano al que asistieron “voluntariamente” personas de diferentes colonias o comunidades.


Curiosamente, lo que no ve el ciudadano en redes sociales, son las fotografías que sí tiene la autoridad electoral y que muchas veces corresponde a autobuses que trasladan a cientos o miles de ciudadanas y ciudadanos al evento político, con costos significativos para el partido político y la candidatura en cuestión, así como refrigerios, aguas y artículos que les entregan para acompañar en el evento, como banderas, banderines, globos, aplaudidores y todo tipo de propaganda que regularmente queda en el mejor de los casos en el piso generando basura. El partido político apuesta a que la autoridad electoral no identificará el número de autobuses estacionados regularmente en las inmediaciones del evento y la autoridad electoral intentará encontrarlos para incorporarlos a la evidencia de gasto que el partido debe informar.


Los eventos en las campañas políticas se multiplican, lo mismo hay recorridos en mercados, plazas públicas, colonias sin pavimentación o iluminación adecuada, todas aquellas zonas que los especialistas indican son indispensables en una visita y que regularmente corresponde a secciones electorales que necesitan para ganar por la densidad poblacional. Por supuesto también se han incrementado eventos deportivos, culturales, así como la presencia de brigadas y en ocasiones de quien ocupa la candidatura en cruceros viales colocando microperforados y calcomanías en vehículos, entregando playeras, gorras y otros artículos publicitarios.


No obstante, para quienes hemos estado ligados por experiencia profesional a campañas políticas, sabemos que siempre existe alguien con poder frente a la candidata o candidato, que es capaz, de manera voluntaria, de gastar dinero en favor de la candidatura más allá de los recursos públicos que el partido destina para tal efecto, por ejemplo es muy común que alguien con un alto nivel de confianza o amistad, mande a hacer artículos utilitarios que por ley no están permitidos y de repente, el propio equipo de campaña porta relojes, bolígrafos, tenis, o en las oficinas de campaña hay tazas y otros muchos objetos que tienen el nombre o la imagen de la campaña.


Eso es lo menos irracional, hay publicaciones efectuadas en diarios o revistas que se realizan en algunas ocasiones sin el conocimiento de las áreas responsables de campaña y que promueven el apoyo de algún grupo social en favor de la candidatura, con la agravante de que ni siquiera se menciona quien es responsable de la publicación.

El gasto realizado en ayudantes, asesores, especialistas, fotógrafos, aquellas personas que ante los ojos de la autoridad, parece que invierten en una candidatura, pero que en la realidad, no se mueven si no hay recursos para pagar aviones, traslados, camionetas, vehículos diversos, hospedaje, equipos sofisticados, cámaras fotográficas, una gran operación que incluye sumas millonarias pagadas a los gurús de las campañas en distintas disciplinas, especialistas en comunicación, mensaje político, marketing electoral, discurso que despliegan su presencia en diversas entidades, cercanos a gobernantes, candidatas y candidatos, su palabra es reconocida, lo mismo en la preparación de la campaña que en “cuartos de guerra”.


Toda persona que se acerca a una candidata o candidato tiene una solución, una propuesta, un servicio, todo suma en su dicho al resultado, pero también al gasto, en la mayoría de los casos, las áreas financieras reciben la instrucción de contratar y contratar proveedores, especialistas y empresas que se comprometen a dar soluciones que regularmente no son verificadas.


La realidad es que la fiscalización que realiza el INE, tiene muchas herramientas para investigar quiénes y cómo lo gastan, eso genera año con año sanciones millonarias a los partidos políticos porque quienes contienden en las campañas electorales se les olvida presupuestar su campaña y en el camino a la victoria, todo resulta importante y necesario.


Una adecuada planeación y presupuestación en una campaña política genera orden, evita improvisaciones y garantiza resultados en temas administrativos, financieros y de rendición de cuentas, condición necesaria para demostrarle a la ciudadanía, responsabilidad y compromiso.

Antonio Horacio Gamboa Chabban

Maestro en Derecho Político y Administración Pública

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