La elección presidencial del 5 de noviembre en Estados Unidos no solo representa una disyuntiva para los votantes estadounidenses; su resultado tendrá repercusiones a nivel global. Con Kamala Harris, actual vicepresidenta, y el expresidente Donald Trump en una intensa contienda, el mundo se prepara para un giro significativo en la política exterior de Estados Unidos, que abarcará desde alianzas militares hasta el cambio climático y la estabilidad económica global.
Potencia militar en juego: OTAN y la estabilidad en Europa
La estabilidad de la OTAN es uno de los puntos más críticos que se ponen en juego. Rose Gottemoeller, exsecretaria general adjunta de la OTAN, describe a Trump como "la pesadilla de Europa", señalando que sus intenciones de reducir el apoyo a la organización podrían debilitarla. Trump, en su primer mandato, amenazó con abandonar la OTAN si los países europeos no aumentaban su gasto en defensa, lo que generó tensiones entre aliados. Una presidencia de Harris, por otro lado, brindaría a los países europeos una certeza de cooperación continua, aunque con presión para que cumplan con los compromisos de gasto militar.
Sin embargo, Gottemoeller advierte que incluso con Harris en el poder, Estados Unidos podría imponer condiciones más estrictas a Europa para que asuma un rol de liderazgo más independiente en su defensa. En el conflicto entre Ucrania y Rusia, Harris ha expresado su intención de apoyar a Ucrania, pero también se espera que la presión sobre Kyiv para negociar una paz aumente en cualquiera de los dos escenarios, especialmente si el Congreso estadounidense inclina la balanza a favor de los republicanos, quienes han sido críticos de los elevados gastos en asistencia militar.
Medio Oriente y la política exterior estadounidense
El próximo presidente de EE.UU. tendrá que afrontar complejas tensiones en el Medio Oriente, donde el conflicto israelí-palestino se ha intensificado. La analista Comfort Ero, presidenta del International Crisis Group, advierte que, aunque tanto Harris como Trump respaldan el derecho de Israel a defenderse, sus enfoques divergen. Harris ha abogado por una postura que busca también proteger a los civiles palestinos, mientras que Trump, en su última entrevista con el medio saudita Al Arabiya, prometió "tener paz en el Medio Oriente", con un énfasis en los Acuerdos de Abraham que, aunque promueven la normalización de relaciones con países árabes, no han abordado profundamente la situación palestina.
En Ucrania, mientras Harris apuesta por la victoria ucraniana, Trump ha declarado su interés en retirar a EE.UU. del conflicto, lo que podría cambiar el equilibrio de poder y dar a Moscú una ventaja sobre Kyiv. Estas posturas contrastantes podrían tener amplias implicaciones para los conflictos globales, ya que Estados Unidos es un jugador clave en la diplomacia internacional y en la mediación de la paz.
Crisis climática: ¿Avance o retroceso?
En términos de política ambiental, las elecciones también representan un cambio radical. Harris ha prometido continuar los esfuerzos de Biden en la transición energética y la lucha contra el cambio climático, mientras que Trump ha ridiculizado estas políticas como “estafas” y ha insinuado que podría volver a retirar a Estados Unidos del acuerdo de París, como lo hizo en su primer mandato. Mary Robinson, expresidenta de Irlanda y alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, subraya la urgencia de que Estados Unidos mantenga su liderazgo en la crisis climática para evitar un aumento de los desastres naturales en todo el mundo.
Incluso si Trump decide abandonar el acuerdo climático, Robinson destaca que el movimiento hacia energías limpias en EE.UU. es imparable debido al apoyo estatal y local, así como a la presión de la sociedad civil y el sector privado. Sin embargo, con Harris en el poder, se espera una postura más activa y un compromiso con los acuerdos internacionales para reducir las emisiones de carbono.
Tensiones con China y el futuro de la economía global
La economía mundial también se vería afectada dependiendo del próximo inquilino de la Casa Blanca. Trump ha prometido aranceles de hasta un 60% en todos los bienes importados de China, una medida que, según el experto en China, Rana Mitter, podría provocar “el mayor choque para la economía global en décadas”. Aunque tanto republicanos como demócratas consideran a Pekín una amenaza para la hegemonía estadounidense, Harris probablemente buscaría una estrategia más diplomática y menos agresiva en el comercio y la tecnología.
Trump, por otro lado, ha expresado su voluntad de llegar a un “acuerdo” con China, aunque su relación con el presidente Xi Jinping ha sido ambivalente. Mientras algunos analistas chinos prefieren a Harris por su previsibilidad, otros ven en Trump una oportunidad de alcanzar acuerdos bilaterales ventajosos para Pekín.
Liderazgo moral y ayuda humanitaria
Finalmente, el liderazgo estadounidense en temas humanitarios y en organismos como la ONU se verá afectado por el resultado electoral. Martin Griffiths, excoordinador de ayuda humanitaria de la ONU, enfatiza que Estados Unidos no solo aporta financiamiento crucial, sino que tiene el potencial de liderar con autoridad moral en la resolución de conflictos. Sin embargo, una administración de Trump podría reducir su participación en estos organismos, como ocurrió durante su mandato anterior. Harris, en cambio, mantendría el apoyo a las agencias de ayuda, algo que es vital para abordar crisis en lugares como Gaza, Sudán y Líbano.
En resumen, la elección entre Kamala Harris y Donald Trump es una elección entre continuidad y cambio radical en la política exterior de Estados Unidos. Ambos candidatos presentan enfoques distintos que influirán no solo en la política interna de EE.UU., sino en la paz, la estabilidad y la economía a nivel mundial. La decisión de los votantes estadounidenses, en este contexto, no es solo de interés local, sino de gran relevancia para el futuro del orden mundial.
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